La Historia de Zapotlán

Ciudad Guzmán, cabecera Municipal de Zapotlán el Grande, Jalisco; está considerada como una de las principales ciudades del Estado por su factibilidad como polo de desarrollo Industrial, Comercial y Turístico.
Se localiza a 124 Km. de Guadalajara, segunda ciudad de importancia en el país y a 47 minutos de la ciudad de Colima, capital del Estado del mismo nombre y a 110 minutos de Manzanillo, puerto de entrada y salida a los mercados de la cuenca del pacífico.
El Municipio de Zapotlán el Grande representa el 0.4% de la superficie del Estado.
Aspectos Geograficos
Coordenadas geográficas extremas
Al Norte 19.47', al Sur 19.35' de latitud Norte; al Este 103.23' y al Oeste 103.38' de longitud Oeste.
Clima
Semicálido, subhúmedo con lluvias en verano en los primeros meses de junio y julio parte de agosto de menor humedad y media mayor humedad.
Superficie
295.29 Km2
Altitud
1520 msnm.
Temperatura media anual
20.2ºC
Precipitación anual promedio
802.1mm2
Principales Localidades
La Mesa con una altitud de 1,720 msnm, latitud Norte de 19º, longitud Oeste 103º.El Fresnito con una altitud de 1,710 msnm, latitud Norte 19º, longitud Oeste 103º.Atequizayán con una altitud de 1,680 msnm, latitud Norte de 19º, longitud Oeste de 103º.
Orografía
La mayor parte de la superficie está conformada por zonas planas (46%) y zonas semiplanas (16%) que se localizan en la zona Sur, al Norte se forma la laguna de Zapotlán como cuerpo de agua cubriendo aproximadamente 1,800 hectáreas. Las zonas accidentadas (38%) se localizan en la parte sureste del municipio, en donde tiene vecindad con el Nevado de Colima.
Hidrografía
Sus recursos hidrológicos son proporcionados por la laguna de Zapotlán y algunos arroyos como : La Joya y el Leoncito que alimentan el acueducto de la Catarina, además de los Guayabos, Chuluapan y el Chapulín.
Vegetación y Flora
Su vegetación es muy rica, existen árboles frutales como son: durazno, tejocotes, arrayán, zarzamora, granada y pera.
Fauna
Venado, conejo, gallina silvestre, leoncillo, gato montés, ardilla y otras especies de roedores; en la zona de la laguna patos y aves habitan esta región. Además, hay diversas especies migratorias.
Suelo
La composición de los suelos es de tipo predominante Feozem Háplico, Cambisol Eutrico y Castañozem Háplico. 9,979 has. son utilizadas con fines agrícolas, 4,748 en la actividad pecuaria, 11,400 son de uso forestal, 758 son de suelo urbano y 2,644 has. tienen otro uso. En lo que a la propiedad se refiere, una extensión de 20,406 has. es privada y otra de 9,123 es ejidal; no existiendo propiedad comunal.

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MONOGRAFIA DE ZAPOTLAN EL GRANDE


ZAPOTLÁN EL GRANDE es un municipio pequeño, con poco más de quinientos kilómetros cuadrados de superficie, situado al sur de Jalisco, en la región occidente de México. Su agradable clima lo debe a elementos naturales que embellecen sus alrededores: el cercano parque nacional Nevado de Colima, hacia el poniente, y su hermoso espejo de aguas dulces, donde conviven gran variedad de flora y fauna, hacia el norte.
El nombre de Zapotlán es una palabra de origen náhuatl que significa “lugar de frutos dulces y redondos”, como las chirimoyas, las guayabas, los tejocotes o los zapotes, que abundan mucho en la zona.
La cabecera de este municipio es Ciudad Guzmán, localizada en el valle de Zapotlán, misma que fue fundada en la primera mitad del siglo XVI por el andariego fraile Juan de Padilla, de la venerable orden de san Francisco. Se ubica esta ciudad a más de mil quinientos metros sobre el nivel mar, teniendo como próximas la ciudad de Guadalajara, capital de Jalisco, y el puerto de Manzanillo, en el vecino estado de Colima.
La población de Ciudad Guzmán alcanza los cien mil habitantes, convirtiéndose en el más importante centro urbano de la región. Su economía se basa en la agricultura, la ganadería, el comercio y la industria en pequeña escala. Sin embargo, el principal detonador de esta ciudad, sin duda, lo es el establecimiento de centros educativos, vocación que se ha visto acelerada en los últimos años. En la década de los sesenta, del pasado siglo, abre sus puertas el Centro Normal Regional, recibiéndose a gran número de alumnado de diversos puntos de la república. Diez años más tarde se establece el Instituto Tecnológico; y dos décadas después el Centro Universitario del Sur, dependiente de la Universidad de Guadalajara, la más antigua institución de instrucción pública en el estado.
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UN VISTAZO POR esta ciudad nos hace redescubrir su dimensión en el panorama político, social, comercial y cultural de México. Por principios de cuentas, la gran variedad de vestigios encontrados en su suelo, nos hablan de la presencia prehispánica del primitivo pueblo de Tlayolan-Tzapotlan, denominación con que era conocida la comunidad asentada en el valle, presumiblemente otomí, misma que se hallaba bajo el dominio del señorío michoacano.
La tradición versa que fue en 1533 cuando el pueblo fue fundado por los peninsulares, poniéndolo bajo la protección de Santa María de la Asunción, desapareciendo con ello el antiguo asentamiento prehispánico de idólatras costumbres. Como parte del ejercicio de conversión de los naturales de la región, Padilla implementó el teatro edificante llamado pastorela, con el cual instruyó a los indígenas en las cosas de la fe cristiana; además, fundó una de las primeras escuelas de canto del occidente mexicano.
En el corazón de Ciudad Guzmán todavía se observa el templo católico de El Sagrario, iglesia mayor que regenteó en sus primeros años fray Juan de Padilla, cuando fundó el convento en 1535, con la ayuda moral y económica del primer virrey de la Nueva España, don Antonio de Mendoza. El Sagrario, que resguarda celosamente las reliquias de san Tranquilino Ubiarco, zapotlanense mártir de la guerra cristera (1926-29), es considerado como una joya patrimonial de la ciudad; cuenta con una planta arquitectónica en forma de cruz griega y es de los escasos ejemplos que subsisten de corte herreriano, cuya inspiración es El Escorial, una de las construcciones más representativas de España.
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COMENTAN LOS CRONISTAS coloniales que el dialecto con el cual se comunicaban los antiguos pobladores era el tzapoteco, y que adoraban como principal deidad a Tzapotlatena, a la que solicitaban su intervención en enfermedades físicas que padecían. De igual forma tenían una especial veneración por Xipe-totec, el dios de los desollados, a quien recurrían en sus múltiples necesidades, sobretodo en el campo de la agricultura para que les prodigara de buen temporal.
El primigenio trazo de Ciudad Guzmán, según lo planificó Padilla, se basaba en la retícula cuadriculada, es decir, solares o manzanas con dimensiones de cien por cien varas castellanas, donde se dispusieron las residencias de los españoles, separadas éstas por calles y avenidas que daban paso a las diligencias, arrieros y peatones que circulaban por ellas. En el casco viejo de la ciudad esta traza subsiste en la actualidad, ahora invadida por una serie de comercios que hacen bullicioso el deambular en la zona.
Los pobladores indígenas fueron desplazados hacia el sur, en un punto denominado Analco, al otro lado del arroyo Los guayabos, que en la actualidad cruza subterráneamente por la mitad de la ciudad. Este río de aguas corrientes abasteció del vital líquido por muchos años a la comunidad, al igual que lo hicieron otros importantes arroyos como Tochtona (al sur) o Chuluapan (al norte).
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SANTA MARÍA DE la Asunción de Zapotlán, nombre con el cual fundan la ciudad los españoles, inicialmente se encontraba dentro de los territorios comprendidos en la Nueva España, al mando de Hernán Cortés. Durante los trescientos años que México permaneció bajo el yugo de la corona española, poco o nada se desarrolló esta ciudad; es más, su escasa importancia era opacada por pueblos como Tamazula o Tuxpan.
A mediados del siglo XVIII, con el velo de las sombras de la época, con la ignorancia, la superstición y el terror que provocaban los constantes temblores y erupciones volcánicas que azotaban a la población, nace una ardiente devoción religiosa, y la comunidad encomienda su desnuda y frágil humanidad a san José, proclamándolo como su santo protector y patrono, al que honran anualmente con gran solemnidad durante el mes de octubre.
En torno a esta fiesta, las manifestaciones de carácter local no se hacen esperar. Una de las principales es la danza que llaman de los sonajeros, donde varios hombres visten de manta blanca y de chalecos multicolores, llevando en la mano un bastón con ruedas de latón que hacen sonar al compás de los monótonos pasos que siguen, según el ritmo de la música que les acompaña, a la que llaman chirimía.
Otro de los atractivos es la procesión que se realiza por la tarde del 23 de octubre. En ella varias alegorías que representan artísticos cuadros bíblicos y que son transportadas por tractores, desfilan por las principales calles de la ciudad, entre las cuales van los sonajeros. Al final de esta procesión un enorme trono, que es cargado por un numeroso grupo de hombres, lleva al santo patrono, al que aclaman con vivas y aplausos y una serie de cohetes que hacen estallar en las alturas. La fama de estas fiestas rebasa las fronteras políticas y geográficas del orbe gracias, en gran medida, a los hijos ausentes que se encuentran dispersos en otras latitudes y que, año con año, asisten con gran entusiasmo a las mismas.